Las primeras pérdidas que vamos teniendo en nuestras vidas, van configurando la forma en que ya de grandes vamos a ir reaccionando frente a las mismas. Para un niño en sus primeros años, dejar ir es una idea que no está dentro de sus opciones, pero que ciertamente es algo que poco a poco debe ir aprendiendo a hacer.
A los pequeños hay que irlos entrenando de a poco en esta realidad, todo tiene un tiempo en nuestras vidas y ya luego que cumplieron su función debemos dejarlos y seguir sin ello. Es una lección clave para poder vivir bien a pesar de las circunstancias.
En lo personal, he visto que los niños tienen mejores actitudes frente al duelo, cuando ocurre la pérdida de un ser querido. Y es que hay una cosa que nos diferencia de ellos, los pequeños viven el día a día. No se deprimen por el pasado ni se angustian por el futuro. Viven el aquí y el ahora.
Los niños pelean por algo, y a los cinco minutos, ya están juntos jugando de nuevo sin recordar lo que pasó ni reprochándose nada. Entonces ellos no es que sean indiferentes a este luto, sino es que, por su misma condición psicológica de vivir el presente, pueden sobrellevar mejor las cosas.
Hay que darnos cuenta, que mientras nosotros estamos llorando por algo o alguien que hemos perdido, allá afuera de la ventana de tu casa, el mundo sigue caminando, el sol y la luna siguen saliendo, las personas siguen yendo a sus trabajos, los jóvenes a sus estudios, los obreros en sus labores, en fin la vida continua, mientras que tu propia vida está detenida por esa perdida, por esa persona que no dejas ir aun sabiendo que realmente no la puedes retener, porque ya se fue. Nada que hagas la revivirá. ¡Acéptalo!
Es válido sentir muy doloroso este proceso de duelo, por un esposo, por una esposa, por tus padres, por un hijo, por una hija, de un familiar, de un amigo con quien conviviste mucho tiempo, donde diste y te dieron amor, por un trabajo, por una posesión, cosas a las cuales te aferraste demasiado, es entendible que estés caído por ello, pero también es válido que te levantes, que te sacudas y que digas hasta aquí voy a seguir llorando, hasta aquí voy a dejar de estar tirado o tirada en el suelo de mis emociones, porque hay otra gente en tu vida que quiere amarte, que quieren compartir contigo y que te necesitan saludable para que los ames también, que quieren disfrutar de la vida que está en el presente únicamente, mas no en el pasado donde estás viviendo.
A veces ves a personas que pasan por la misma situación, y su proceso parece ser mucho más rápido que el tuyo, ¿te ha pasado? Esa persona que fue capaz de dejar más fácilmente a una pareja violenta, agresiva, celosa y manipuladora, una persona que ha asimilado mejor la muerte de un hijo, de un padre, una madre y no digo que no sea una pérdida que no sintamos por el resto de nuestras vidas, sino que esa sensación se tome con una mejor actitud, que no te impida funcionar normalmente en todos los aspectos de tu vida.
Entonces entrar en un proceso de duelo, se convierte en algo que no todos quieren pasar, porque primero hay que aceptar valientemente de que para la situación que tú estás viviendo no hay ya forma de remediarla. Para esto se necesita mucho coraje y sinceridad contigo mismo.
En situaciones de pérdida, como la muerte de un ser querido o la separación conyugal, la misma situación nos impone el principio de la realidad. El duelo nos enseña que hay que saber perder, y que, en determinados momentos, la esperanza puede llegar a ser un verdadero estorbo. No se puede vivir con la esperanza de que un muerto reviva y nos venga a seguir mimando o que una persona inmadura, infiel, violenta y agresiva cambie por «amor a ti». ¿que todos podemos cambiar? Claro que sí, pero quizás para cambiar, esa persona necesita hacerlo solo o lo lograra con alguien más, quizás tu solamente eras el medio de transporte hacia esa persona final, ¡acéptalo!.
Ante lo irremediable, la mejor opción es la humilde aceptación. Si no fuera así, te vas a desgastar tratando inútilmente de recuperar un imposible. Literalmente morirías en el intento. El reconocimiento de que “se acabó” y que “ya no hay nada que hacer”, nos libera de una estéril y dolorosa espera.
Así es el proceso del duelo, te duele, pero te libera. Te libera para que vueles más alto, para que aprendas a soltar, para que seas más sabio, para que de una vez y para siempre tengas tus manos libres para ser feliz, porque nada de lo que sostienes es tuyo, nada te fue dado al nacer, todo lo que piensas que es tuyo es solo una ilusión de tu mente, la cual fue alimentada mediante tu aprendizaje desde que tuviste conciencia.
Más bien tú fuiste dado al mundo y este quizás, no te ha enseñado bien, pero la realidad es una mejor maestra, sutil pero firme en sus enseñanzas. No te librarás de las lecciones que te quiera dar hasta que las hayas aprendido, luego pasará a otra.
Si siempre vives sufriendo por lo mismo es porque la vida no pasara el tema hasta que lo aprendas, entonces no es injusta la vida, eres tú el terco que no quiere aprender por el pánico a sufrir los beneficios de las lecciones de la vida.
En esto del duelo, existe un proceso que gradualmente nos va llevando desde el impacto que nos da la realidad, hasta la aceptación final. La primera fase es la de golpe o shock, es cuando recibimos directamente esa noticia que nos causa un estupor, un embotamiento. La segunda fase es la negación, aquí no se acepta que haya una pérdida irreparable y permanente. Este es un mecanismo de defensa de la mente para evitar el dolor emocional, que debe de suceder para dar paso a la nueva realidad. La siguiente fase es la del enojo. Aquí el individuo, se enfada con aquellos a quienes considera responsable de la pérdida, incluso contra aquello que ha perdido y más allá contra Dios.
La siguiente fase es la depresión. Aquí se empieza a tomar consciencia de que el ser querido no volverá, que aquel amor tampoco o que ese objeto ya no lo tendremos más. Aquí se experimenta un profundo vacío y dolor, hay un agotamiento físico y mental que le lleva a dormir largas horas, hay mucha tristeza por la incertidumbre de lo que vendrá sin la persona que se fue o el objeto que se perdió.
Por último, llegamos a la fase de la aceptación. Poco a poco se va afrontando la nueva situación, reorganizas tu vida sin lo que has perdido o que has tenido que dejar perder, para no perderte a ti misma, a ti mismo. Es el momento donde haces las paces con esta pérdida y estás dispuesto a darte una oportunidad para vivir a pesar de la ausencia.
Este proceso en su totalidad, te permitirá reflexionar sobre el sentido de la vida, así como lo que quieres de ella, aprenderás que la gente se muere, que las relaciones terminan, que las cosas van y vienen pero que tú debes continuar a pesar de la pérdida de todo ello. Te harás más fuerte, para poder acompañar a otros en el mismo proceso. Te harás más sabio para poder afrontar tus próximos duelos con mejor actitud y aptitud, sabrás que todo va a estar bien, siempre.
Ya habiendo madurado, te darás cuenta que cosas malas le suceden a personas buenas y a personas malas también, entonces podrás reconocer que la muerte, la pérdida de un amor que se pensó iba a ser eterno, ya no es percibido como.un castigo injusto, sino como parte de la vida y que has sido elegido para experimentarlo, porque otro en tu lugar no lo hubiera podido soportar, entonces reconoce que eres una persona valiente y muy fuerte. Has sobrevivido lo que has pensado era lo peor que te podía pasar, ahora retoma tu vida y sigue adelante porque ya estás preparado para cosas más grandes.
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Lic. Róger Alfredo Martínez
Psicólogo Clínico, Escritor, Columnista.
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Psicólogo Clínico, escritor, columnista, conferencista, motivador, ex-preso politico de la dictadura en Nicaragua, autor de los libros «Personas Ordinarias, Mentes Extraordinarias», «Está Bien, Estar Mal» y «El Preso de la Celda 16». ¿Te gusta el contenido de Psicólogo Martínez? ¿Los sentis útiles y motivadores? ¿Sentis que mi trabajo merece tu apoyo? Descarga mi App Movil para telefonos Androids y podes suscribirte al contenido premium donde por $5 tendrás acceso intimo a mis vídeos, escritos, sesiones terapéuticas gratuitas, conferencias online, mis libros gratis y mas. Súmate y apóyame a diseminar motivación. Inscribete tambien como mi Patreon en: www.patreon.com/psicologomartinez. ¿Tienes comentarios sobre mis obras? ¿Quieres hacer una cita para consejería online? Búscame en facebook o escribeme en WhatsApp y con gusto recibiré todos tus comentarios.