Hemos visto como están proliferando los en¬tierros exprés en nuestro país y estos estarian propiciando una condición psicológica de duelo no resuelto.
El duelo es el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida (de un empleo, de un ser querido, una relación, una mascota, etc.). Aunque convencionalmente se ha enfocado unicamente a la respuesta emocional de la pérdida, el duelo también tiene una dimensión física, cognitiva, filosófica y de la conducta que es vital en el comportamiento humano para cerrar ciclos y sanar el alma que sufre por lo que le fue arrebatado.
Este proceso tiene etapas las cuales son: shock, negación, enojo, depresión, aceptación y aprendizaje. Todas ellas tienen su tiempo y el orden es diferenciado de persona a persona, lo importante es que todos en algún momento de nuestras vidas hemos perdido algo o a alguien y consciente o inconscientemente hemos vivido procesos de duelo. Algunos superados exitosamente cerrando el ciclo completo y otros no.
Cuando uno de nuestros familiares o conocidos fallece por covid 19 y es enviado a sepultar inmediatamente, nos quedamos sin la oportunidad de hacer una parte del proceso de duelo que culturalmente estamos acostumbrados y eso generara una ruptura más profunda y por ende mas difícil de resolver.
Filosóficamente, velar a nuestros deudos en casa, llevar sus restos por responsos religiosos y por ultimo al lugar donde será sepultado tiene un significado importantísimo. Es la significancia de todo el amor y el respeto que le profesamos a nuestro ser querido. Es lo que todas las familias de nuestro país desde antaño acostumbramos a hacer, digamos que es lo que se espera realizar pero que no se puede en estas circunstancias por el alto nivel de contagio del covid 19. ¡Es duro tener que procesar estas circunstancias anormales! Muy probablemente no tengamos los recursos psicologicos para afrontarlas.
Lo normal es que vienen amigos y conocidos a pasar tiempo con nosotros, recibimos su apoyo y consideraciones por nuestra perdida, tenemos la oportunidad de abrir la tapa del ataúd y ver el cuerpo que aunque inerte, lo tenemos con nosotros a sabiendas que por el propio proceso natural de descomposición el tiempo es limitado y eso nos va introduciendo a la idea de la separación física. Incluso, algunas personas como parte del proceso liberador, sienten la necesidad de tocar el cuerpo para transmitir ese sentimiento profundo que está dentro de sus corazones adoloridos. Sin este proceso nos podemos llegar a sentir incompletos e incluso que le hemos fallado, que no le hemos amado lo suficiente, que no hemos hecho nada por él o ella, lo cual podría generar serias dificultades emocionales en nosotros.
Que difícil se hace no ver una carroza fúnebre llevando el ataúd de nuestro familiar, verle en la tina de una camioneta solo, llegar al cementerio solo, sin su familia, sin sus amigos, sin todos aquellos que le quisieron y desean rendir honores, porque aunque vayan hombres vestidos de blanco, esos no tienen el amor y el aprecio que nosotros si le tenemos a quien va dentro del féretro sellado.
Hay otro dolor que queda dentro de nosotros, no saber si realmente va allí a quien amamos porque no se puede ver. Ya se ha evidenciado las confusiones de cadáveres en los hospitales y eso genera una duda latente.
Con el paso de los días, es posible que empieces a tener problemas para llevar a cabo actividades cotidianas, aislarte de los demás apartándote de actividades sociales, descuidar el aseo personal, tener autorreproches como por ejemplo de porque no fuiste vos el que se contagiara del virus o peor aún haber sido vos el que falleciera en esas circunstancias, reclamarle a Dios o a tu ser amado que porqué te hizo esto,. La depresión normal del proceso del duelo que es liberadora, muta a la depresión patológica que te va a enfermar.
¿Pero cómo resolver esto? ¿De qué forma se puede iniciar un proceso de duelo sin haber hecho los funerales correspondientes? En primera instancia debemos reconocer que estamos ante unas circunstancias excepcionales que hay que asimilar poco a poco, ir analizando, reflexionando, comprendiendo y liberando lentamente lo que ha sucedido a la velocidad de la luz, y esto no se hace solo.
Definitivamente, solo en terapia con acompañamiento profesional se logra ir avanzando en esta materia. Un duelo no resuelto a largo plazo es una bomba de tiempo, estallara si o si y será grave. Este estallido se podría manifestar somáticamente en una enfermedad crónica o en descontrol emocional e incluso mental que nos llevaría a un desequilibrio homeostático permanente.
La terapia cognitiva-conductual es la más recomendada para este tipo de elaboraciones, se trabaja reestructurando los esquemas mentales esperados para adecuarlos a las circunstancias reales de lo que sucedió. Se trabajan las ideas de culpabilidad que latigan a la persona por lo que no pudo hacer. Se buscan estrategias alternativas para completar los ritos que para nuestro paciente son indispensables haber realizados por su difunto y que obviamente no se llevaron a cabo.
El proceso del duelo con acompañamiento psicoterapéutico es un imperativo en las actuales circunstancias que se están llevando las inhumaciones, con el objetivo de ayudar a la sociedad en general a mitigar la fractura emocional por duelos no resueltos a consecuencias del coronavirus, a esto le vamos a sumar el mal manejo estatal que pareciera insensible y desconocedor de las heridas que están profundizando en la población al no seguir los protocolos internacionales propuestos en casos de fallecimientos por covid-19.
No son animalitos, son seres amados y respetados en vida que merecen cada uno de ellos un mejor trato en su muerte, con lo cual apoyan a la familia a sobrellevar su perdida y estar mas preparados para elaborar en mejores condiciones su luto y su debido proceso de duelo.
La excusa de que son muchos los casos y no hay tiempo ni recursos humanos para atender tanto, es invalidado con la falta de previsión, prevención y seguimiento de las recomendaciones propuestas por los organismos internacionales de salud.
Ciertamente el virus nos iba a llegar, algunas personas no lo iban a resistir, pero con las medidas adecuadas como hacer una cuarentena general apoyada con recursos del estado para que a nadie le faltase alimentación, una moratoria o reducción de las tarifas de servicios básicos para reducir la ansiedad por esos cobros, evitar llamar a concentraciones masivas, como mínimo, hubiéramos evitado la saturacion y desborde del enclenque sistema de salud nicaragüense, asi pudiéramos atender mas y mejor a todos los contagiados en un flujo mas lento que el actual, mas vidas se salvarían y menos dolor se le causaría a la población.
Al parecer las políticas estatales tienen una directriz que escapa de toda lógica y sentido común, a estas alturas ante la falta de protección del estado, la indolencia y la incapacidad del régimen usurpador que lo maneja, solo nos queda cuidarnos entre nosotros, solidarizarnos entre nosotros y apoyarnos entre nosotros. La solidaridad matara al virus, el sentido común salvara tu vida.
Tu psicólogo favorito.
Lic. Róger Alfredo Martínez
Psicólogo Clínico, Escritor, Columnista.
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Psicólogo Clínico, escritor, columnista, conferencista, motivador, ex-preso politico de la dictadura en Nicaragua, autor de los libros «Personas Ordinarias, Mentes Extraordinarias», «Está Bien, Estar Mal» y «El Preso de la Celda 16». ¿Te gusta el contenido de Psicólogo Martínez? ¿Los sentis útiles y motivadores? ¿Sentis que mi trabajo merece tu apoyo? Descarga mi App Movil para telefonos Androids y podes suscribirte al contenido premium donde por $5 tendrás acceso intimo a mis vídeos, escritos, sesiones terapéuticas gratuitas, conferencias online, mis libros gratis y mas. Súmate y apóyame a diseminar motivación. Inscribete tambien como mi Patreon en: www.patreon.com/psicologomartinez. ¿Tienes comentarios sobre mis obras? ¿Quieres hacer una cita para consejería online? Búscame en facebook o escribeme en WhatsApp y con gusto recibiré todos tus comentarios.