El Sandinismo: De la Libertad Ilusoria a la Dolorosa Realidad

Por Róger Alfredo Martínez

La historia de mi Nicaragua está marcada por una revolución que, en sus
inicios, prometió libertad y justicia para su pueblo, pero que rápidamente se
convirtió en una pesadilla de muerte, exilio, tortura y retraso económico.

La Revolución Sandinista, liderada por un grupo de guerrilleros en 1979,
logró derrocar la opresiva dictadura de Somoza, pero lo que muchos esperaban
que fuera el inicio de una era de libertad, se convirtió en un sombrío capítulo
de dolor y desilusión que lleva ya más de cuarenta años.

Los que se proclamaban defensores del pueblo y sus derechos históricamente han
sido sus más oprobiosos verdugos. Con el derrocamiento de la dictadura de
Somoza en 1979, Nicaragua creía haber alcanzado la tan ansiada libertad sin
embargo, la realidad fue muy diferente, los ideales revolucionarios se vieron finalmente
revelados como un afán desmedido por el poder y la impunidad que este da.

Aquellos ciudadanos que se sumaron a la causa revolucionaria creyeron
fervientemente en la posibilidad de un cambio real para Nicaragua. Su valentía
y sacrificio no pueden ser ignorados. Hombres y mujeres de diferentes clases
sociales, sin ideologías, sin intereses, sin agendas ocultas, sin militancia
alguna, que solo creyeron aportaban a un mejor futuro para ellos y para sus
hijos, con el anhelo de un futuro más justo, se unieron para derrocar a una
tiranía y poner fin a la reelección perpetua del anterior dictador.

Verdaderos patriotas que soñaron con una Nicaragua donde se respetaran los
derechos humanos, donde la democracia pudiera florecer y donde la persecución y
la opresión quedaran en el pasado, pero murieron y su sangre derramada fue
pisoteada por aquellos que hoy solo los usan para su propaganda, no para
anteponer los principios de la libertad, la justicia, la democracia.

Lamentablemente, la realidad fue mucho más cruel, la libertad que anhelaban
se transformó en una dictadura militar copia al carbón de la cubana. Obligaron
a los jóvenes humildes de mi país a ir a pelear una guerra que no era de ellos.
Los comanches que se enriquecieron a expensas de confiscaciones y del
sufrimiento del pueblo que hacía filas y usaba tarjetas de racionamiento
mientras a ellos la escasez nunca los alcanzó.

La guerra civil que estalló sumió al país en un caos interminable, dejando
un reguero de muerte y destrucción. Los exiliados, lejos de su tierra natal,
vieron cómo sus sueños de una Nicaragua libre se desvanecían en el horizonte mientras
las madres sufrían más al abrir un ataúd lleno de matas de chagüites o piedras.
El sandinismo ha sido una fábrica de exiliados.

Las madres de los hijos arrebatados por la falsa revolución llevan hasta hoy
un dolor insondable, viendo cómo sus hijos e hijas, que lucharon por un país mejor,
fueron víctimas de la violencia desatada por la propia revolución que habían
apoyado, ellas son las testigos directos del dolor que trajo consigo esta
revolución. Sus hijos e hijas, llenos de sueños y esperanzas para ellos y sus
familias les fueron arrebatados de sus senos por una engaño.

El sufrimiento de estas madres se convirtió en el símbolo más doloroso de un
país desgarrado por una manada de criminales, el sandinismo es el verdugo de
las madres nicaragüenses.

La persecución a la Iglesia Católica fue característica de esta revolución
antes y ahora. Instituciones religiosas que abogaban por la justicia social y
los derechos humanos fueron silenciadas y desacreditadas por un régimen que
buscaba consolidar su poder absoluto. Los derechos de libertad religiosa y de
culto fueron aplastados y también encarcelados y exiliados.

Los líderes que alguna vez se presentaron como liberadores ahora se aferran
al poder sin mostrar signos de querer cederlo. La democracia ha sido
sacrificada en aras de la perpetuación de un régimen que se niega a escuchar la
voz de su pueblo y se aleja cada vez más de un verdadero espíritu
revolucionario, uno que solo estuvo en consignas y canciones, si no lo crees, ¿cuál
es la realidad en Nicaragua pues?.

Es imperativo aprender de la historia y comprender que las revoluciones
auténticas se basan en principios de justicia, democracia y respeto a los
derechos humanos. Nicaragua necesita sanar las heridas del pasado que no
significa olvidarlas sino tratarlas y eso se hace solo con justicia para la
construcción de un futuro mejor para todos sus ciudadanos.

La lucha contra la reelección perpetua y la corrupción debe seguir siendo un
pilar fundamental para el pueblo nicaragüense. Solo a través del diálogo, la
tolerancia y el respeto a la voluntad popular podrá renacer la esperanza de una
Nicaragua libre, democrática y próspera, donde las tragedias del pasado no se
repitan y donde aquellos que dieron su vida por la libertad no hayan
sacrificado en vano.

La mayor desgracia de mi país se llama sandinismo…

Psicólogo Clínico, Escritor, Columnista.
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Psicólogo Clínico, escritor, columnista, conferencista, motivador, ex-preso político de la dictadura en Nicaragua, autor de los libros «Personas Ordinarias, Mentes Extraordinarias», «Está Bien, Estar Mal» y «El Preso de la Celda 16». Compra mis tazas de café, camisetas y libros en www.psicologo-martinez.creator-spring.com  Súmate y apóyame a diseminar motivación. ¿Tienes comentarios sobre mis obras? ¿Quieres hacer una cita para consejería online? Búscame en Facebook o escríbeme en WhatsApp y con gusto recibiré todos tus comentarios.««

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