Un pueblo feliz puede perfectamente sentir tristeza, tomando en cuenta que esta no lo define como tal, sino que es solo un estado pasajero y necesario hacia una nueva y más hermosa felicidad, me animo a escribirte hermoso y corajudo pueblo de Nicaragua, al cual hoy mas que nunca admiro y me siento orgulloso de ser parte.
En la coyuntura nacional que nos encontramos no podemos evitar sentirnos mal, es mas debemos admitir que han sido días difíciles en donde un torbellino de emociones nos ha tomado por asalto y nos han sacado de nuestra normalidad hacia una realidad que parece sacada de una novela de terror. Pero si evadimos todo esto para no sentir la realidad, estaremos formando un cumulo de emociones que tarde o temprano tendrán que salir en alguna forma, y te aseguro que no será la mas adecuada.
Permitir sentirnos mal nos va a hacer mas fuertes y nos permite ser honestos con nosotros mismos, una honestidad que nos llevará a tomar mejores decisiones, aquellas que anteriormente en situaciones similares no tomamos y que por ende nos han traído a este resultado, lo cual es bueno porque se nos da nuevamente la oportunidad de corregir y esta vez estoy seguro que lo haremos bien, de una vez y para siempre.
Debemos estar comprometidos primero en conocer nuestra historia mas reciente, reconocer los errores que se cometieron y estar dispuestos a no volverlos a cometer para poder crear una nueva realidad, limpia y actualizada que heredaremos con orgullo a las nuevas generaciones.
A estas alturas de nuestra vida como nación, puedo asegurarte que hemos tenido que sobrevivir a muchos golpes, a tropiezos tremendos, a devastadoras decepciones de aquellos que prometieron velar por la paz y seguridad de todos nosotros rogando por una oportunidad para gobernar y hemos tenido que levantarnos, y digo hemos por que aunque personalmente nos haya tocado vivir en esta época, el espíritu heroico, indomable, pintoresco, folclórico y gueguense esta siempre presente en cada Nicaragüense que hemos tenido, en toda época, por la gracia de Dios el haber nacido aquí.
Pero más importante que sabernos levantar siempre, es que cada vez vayamos haciéndolo sin una gota de rencor, de lo contrario seguiremos tropezando con la misma piedra cada vez mas seguido. Ese es el aprendizaje mayor que debemos preservar. Creo es necesario reconocer que después de cada situación política como la que estamos atravesando hemos dejado a un lado todas aquellas implicancias mentales y emocionales que se han experimentado dentro del contexto conflictivo y que han dejado una impronta psíquica que es necesario trabajar. Hemos dejado cabos sueltos que al final van empujándonos hacia el próximo nuevo conflicto.
Creo que esta nueva generación de jóvenes nos está dando una lección del civismo que debemos hacer nuestra de ahora en adelante, es la “vieja escuela” de la sociedad (aquella que no tuvo la oportunidad de trabajar sus conflictos internos posterior a la lucha que les toco librar) la que esta aun anclada en antiguas formas de hacer política, que están impidiendo el nacimiento de un nuevo consciente colectivo que nos lleve en el futuro próximo, a poder dirimir nuestras diferencias de una manera mas civilizada y verdaderamente respetuosa del derecho a la vida, a la libertad de pensamiento y de opinión que todos poseemos.
Hemos tenido días perturbadores, pero son estos días los que han sacado a flote la verdadera esencia del Nicaragüense que había sido solapada por una retórica superflua, pero que hoy ha vuelto a resurgir, estamos siendo más Nicaragüenses que nunca, o sea, más cristianos que nunca, mas solidarios que nunca, mas nosotros mismos que no somos capaces de no sentir el dolor ajeno, que no podemos dejar morir de hambre a nuestro vecino, que no podemos dejar de ayudar a curar la herida de un agredido, que no dejamos sin techo a quien requiere resguardo, que no abandonamos a una madre que ha perdido a su hijo y lloramos con ella, entonces no nos están haciendo mal, nos están haciendo un bien porque nos están llevando de nuevo a nosotros mismos y a lo que nos identifica como sociedad y es allí la victoria que vamos forjando. Cuando todo esto termine nos veremos mas hermanos, mas Nicaragüenses que nunca.
En medio de todo nos han devuelto la fe en nosotros mismos, a creer que, si podemos lo que nos proponemos, a darnos cuenta que a pesar de todo podemos unirnos cuando de proteger a la madre patria se trata, a entender que una nación no hay mas poder que el del pueblo junto, que el amor verdadero tiene los colores azul y blanco.
No permitamos que el rencor nos aleje de todo lo bueno que se nos esta regresando, recuperémoslo y mantengámoslo permanentemente para que nadie más crea que nos lo puede quitar. Dejemos que aquellos crean que nos están haciendo un mal porque nosotros sabemos que no es así, debemos comprender que no podemos pedirles peras a los olmos, nadie puede dar lo que no tiene dentro de su corazón, son gente que así ha nacido y es probable que así vayan a morir, no esta dentro de nuestra potestad juzgarlos, la historia en si ya lo ha hecho, ellos mismos se han inscrito en ella como lo que son.
Mantengamos la serenidad para reconocer aquello que no podemos cambiar, tomemos el valor para cambiar aquello que podemos y sobre todo humildad para tomar todas las lecciones que este proceso social nos esta dejando. No podemos vivirlos y simplemente desecharlos como se hizo antes, porque si lo hacemos de nuevo estamos desperdiciando sabiduría que nos alimente como sociedad y nos permita mantenernos alejados de mas episodios dolorosos como este.
Mi deber como ciudadano de este país al igual que el tuyo es reconocer que fue lo que nos llevó hasta aquí y jamás olvidarlo, no para conmiserarnos constantemente, ni para buscar culpables eternamente, ni peor aún para repetirlo sino mas bien para erradicarlo de nuestra nueva forma de hacer república. Tenemos mucho aprendizaje que tomar, el cual espero lo hagamos finalmente para enrumbarnos hacia una nueva y más próspera Nicaragua, ya es justo, ya nos la merecemos todos los nicaragüenses.
Se que en este momento podemos verlo como algo difícil, pero si somos lo suficientemente decididos lo lograremos, nadie ha dicho que va a ser fácil, lo que se decirte es que es posible y eso depende de ti, depende de mí, depende de todos nosotros los que amamos este pedazo de tierra hermosa y valiente.
Cuando una mujer va a parir los dolores son inmensos, la angustia es tremenda, pero, cuando ya el bebé está en sus brazos el gozo es inmenso y el sufrimiento anterior encuentra un sentido, nuestra madre está dando a luz amorosamente para ti y para mí, justicia, democracia y libertad. Ayudemosla no dejándola sola, ni tampoco dejándonos invadir por el miedo, por la intimidación, por la coacción del dragón que como en el apocalipsis, está al acecho para devorar al hijo de la mujer pero que sabemos jamás podrá lograrlo.
¡Que Dios bendiga a Nicaragua!
Psicólogo Martínez.
Tu psicólogo favorito.
Lic. Róger Alfredo Martínez
Psicólogo Clínico, Escritor, Columnista.
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Psicólogo Clínico, escritor, columnista, conferencista, motivador, ex-preso politico de la dictadura en Nicaragua, autor de los libros «Personas Ordinarias, Mentes Extraordinarias», «Está Bien, Estar Mal» y «El Preso de la Celda 16». ¿Te gusta el contenido de Psicólogo Martínez? ¿Los sentis útiles y motivadores? ¿Sentis que mi trabajo merece tu apoyo? Descarga mi App Movil para telefonos Androids y podes suscribirte al contenido premium donde por $5 tendrás acceso intimo a mis vídeos, escritos, sesiones terapéuticas gratuitas, conferencias online, mis libros gratis y mas. Súmate y apóyame a diseminar motivación. Inscribete tambien como mi Patreon en: www.patreon.com/psicologomartinez. ¿Tienes comentarios sobre mis obras? ¿Quieres hacer una cita para consejería online? Búscame en facebook o escribeme en WhatsApp y con gusto recibiré todos tus comentarios.